miércoles, 4 de agosto de 2010

Princesa que tanto me has hecho pensar, culpable de mil madrugadas y algún despertar sintiendo que a ciegas te escapas y yo voy detrás. Ojitos brillantes que dejan entrar pasito a pasito a los míos y luego, al final, se llenan mis hombros de lágrimas que he de secar con besos y abrazos que luego se irán. Porque no quiero volver a ser el perro más fiel para que luego me digas que tú no querías. Hacerte la dueña del tarro de miel que endulce mi vida de noche y de día. Tanto te quería que el calor de mis abrazos se fue haciendo tibio de ver que lo tuyo y lo mío se hacía pedazos. ¡Qué tonto! ¡Si nunca hubo nada! Recé por tus besos en cada alborada. Hasta darme cuenta que Dios no me oía. Tu amor era de otro y yo lo quería para mí. Daría todo lo que tengo por tenerte a ti. Y qué podemos hacer si lo tuyo y lo mío no va a poder ser. Que el tiempo se nos va y dime tú, ¿qué podemos hacer? ¡Podríamos follar hasta dejarnos de querer! Perdona bonita por la grosería, me pongo nervioso y mi lengua se afila..

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