sábado, 14 de agosto de 2010

La busqueda


Tomó la fotografía y la miró atentamente. Así que ese era él. Sabía que al rato se olvidaría de su rostro, incluso de su nombre, y algún día tal vez hasta de su existencia. Nadie había allí para recordarle quién era. Se encendió un cigarrillo y, con este mismo, quemó la fotografía. Tal vez olvidarse de sí mismo era lo correcto, pero lo olvidaba todo, en realidad no sabía nada. Tan sólo podía seguir buscando. Al fin y al cabo eso es lo único que todos pueden hacer: seguir buscando.

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