Mi vida tomas en un respiro
y la conduces hasta el infierno
a tu amenaza nunca la miro
pues tu veneno me deja ciego.
A tu ponzoña yo no la llevo
en las venas sino en los pulmones
este es el humo que ahora huelo
asesino de los corazones.
Cautivo soy de tu ardiente beso
y de tu perfume que en mi se vierte
y aunque me gusta yo lo confieso
es tu aroma un hedor a muerte.
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