miércoles, 22 de abril de 2009

LEYENDA AL ATARDECER

Cada atardecer se les veía en la playa , a veces abrazados , a veces cogidos de la mano , a veces muy cerca pero sin llegar a tocarse , casi siempre paseando muy despacio por la orilla , los pies enredados en algas y la felicidad del reencuentro en cada poro de la piel. Cada atardecer , al quedar la playa vacía , los últimos rayos de sol quedaban atrapados en sus ojos cuando , sentados ya frente al mar con el horizonte anaranjado como fondo , las piernas entrelazadas , pecho contra espalda y las manos acariciando levemente , movían su cuerpo al ritmo que el mar , como un corazón eterno , indispensable , incesante y arrullador , marcaba a sus vidas . Cada atardecer , al cerrarse la noche sobre ellos y aparecer las primeras estrellas alegrando la oscuridad , el dolor transformaba sus rostros y comenzaba una espantosa liturgia , desgarradora incluso para los que no la sufríamos , meros observadores de la magia que les envolvía , del amor que desprendían , de la dulzura y felicidad que se entregaban en cada sonrisa , en cada paso , en cada mirada .Muy despacio , con la lentitud de los siglos impresa en cada gesto , se ponían en pie tomados de la mano , frente a frente , siempre en silencio , quizás sin palabras o quizás sin necesidad de ellas y mientras ella comenzaba a desplegar unas alas que en la oscuridad de la noche parecían de mármol blanco , él se cubría con escamas que habrían sido plateadas a la luz del día . Poco a poco , ya transfigurados , comenzaban a alejarse y al notar el último roce de las yemas de sus dedos gritaban a la luna la angustia de una separación que cada día creían definitiva , mientras él nadaba hasta lo más profundo del mar y ella ocupaba su lugar entre miríadas de estrellas , eternos los dos y por ello ignorantes de que nunca dejará de morir el sol para que puedan reunirse día tras día , por toda la eternidad , cada atardecer , en aquella playa .

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