Cuando se sabe mirar una flor tambien es herida abierta y no se la ve llorar.
jueves, 25 de marzo de 2010
Te esperé esa tarde nublada;
vino la lluvia y no viniste.
Cayó una sombra acongojada
sobre mi gran ensueño triste.
Vino la llama no esperada
y no viniste.
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