jueves, 25 de marzo de 2010

Muchas veces de noche
Le gustaba leer
A la luz de una vela
Y solía pasar
La mano por la llama
Para seguir convencido
Que aún estaba vivo

Desde el día de su muerte
Está siempre a su lado
Una vela encendida
Pero ya no se atreve
A tocar su llama.

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