martes, 24 de febrero de 2009

UNA LENTA ENFERMEDAD HACIA LA MUERTE


Destructora enfermedad que nos destruye por dentro, lenta pero letal al mismo tiempo desangrándose y derritiéndose con el vapor del aire.
Come nuestros restos y alimenta nuestras falsas e irreales verdades.Esta es la cruel historia de alguien que murió sumergida de fama y gloria, creyó haber sido la princesa de porcelana que mucha gente, a coro, proclamaba su perfección. Pero bien ella sabía que su libertad no era propiedad privada de ella, sino que su mente la manipulaba y la hacía hacer cosas que dentro de lo superficial de sus palabras no alcanzaba a ver.Luchó y luchó contra vientos y mareas, hasta lograr ser lo que ella soñó que alguna vez sería, los restos del viento, lo que la vida nos arroja y denomina como sobras. Pero ¿Por qué debemos conformamos con los restos si podemos gozar de la perfección humana? Entonces, basada en su fiel teoría siguió en busca de su felicidad, una que no se encontraba a simple vista, parecía estar envuelta en una seda transparente pero ella lograría quitarle la máscara y una vez logrado, sería solo de su propiedad y de nadie más.Fue egoísta, no compartió sus métodos más profundos de aquélla búsqueda intensa, sus desdichas fueron eliminadas a fin de cubrir el sufrimiento que le demandó alcanzar la perfección pero una vez que ya su cuerpo se desvanecía en la nada y tenía el peso equivalente a una manzana, se arrojó del quinto piso de un edificio sosteniendo en alto su sagrada teoría.Cuentan algunos amigos que ella estaba completamente loca, otros tan solo la veían un poco reservada pero dentro de la línea de lo normal. Y he aquí que me pregunto, ¿Qué significa ser normal?, ¿Quién dicta lo que se denomina normal y lo que es anormal? Si al fin y al cabo, todos cometemos errores y nos pasamos de la "línea roja" Será porque la vida no es estática y tan perfecta como algunos creen.Pero todos estuvieron equivocados: esta chica era tan normal como un pájaro en agonía al clavarse la espina del rosal más hermoso a fin de no sentir más dolor, era tan anormal como el loco que confunde la realidad con los sueños que tiene durante la noche.Siempre sostuvo que una vez alcanzado el objetivo denominado "la felicidad perfecta" uno debía retirarse del juego o podría seguir haciéndose más daño. Lo servible era lo que no se veía, lo que no se tocaba ni se presentía. Siempre fue feliz solo que minutos antes de tirarse del balcón se dio cuenta y cuando valoró aquél preciado momento supo que debía desaparecer físicamente antes de que la realidad la confundiera nuevamente, y toda aquélla magia desapareciera.Es la esencia del miedo a perderlo todo la que nos hace abandonar nuestros proyectos, la enfermiza locura hacia lo desconocido y una vez que lo percibimos sentimos que debemos bajarnos del bote antes de que una inmensa ola nos derribe.Lo difícil no es comenzar la búsqueda, es saber cuándo parar.

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