domingo, 16 de agosto de 2009

Viceversa


Si escribo hasta desangrarme, es porque entre cada tilde me hallé entre recovecos.Si me detengo a enfatizar las contradicciones, es porque ellas jamás se contradicen; porque justo donde he plasmado a una de ellas; brotarán las respuestas a preguntas que después no me atrevería a preguntar. Si me da por evadirlas, por mirarlas por encima del hombro, de reojo, indiferente, febril o escépticamente, preocupado, con amor, con odio…Si me da por acercarme, por ver a través de ellas, veré un par de fantasmas: cascarones de personas que antes no fueron sino yo mismo. Porque si me vuelvo traslúcido, es porque me parezco cada vez un poco más a los fantasmas enfermos de esos textos inconclusos.Y si me da por intentar detenerlas, entenderlas, acabaré peor y mejor de lo que estaba, mejor y peor y viceversa.Si me aletargo entre palabras indefinidas, sé que jamás estaré solo, pues ahí estará élla, y se unirá.Si plasmo el mismo tono en todo, es porque resulta remedio infalible para curar mi abstinencia de ti. Si te escribo hasta desangrarme, es porque el amor merece toda la sangre del mundo, toda la tinta del mundo, toda la tinta, toda la sangre, y así en viceversa la merece. Porque cada una de ellas corre como ríos de incertidumbre que se mezclan para escribir(te) cada texto.Si escribo hasta desangrarme, es porque con cada gota salen esos tus viejos recuerdos, los cuales ya no puedo ayudar, ni impedir que me hieran, porque ya no me pertenecen.Si escribo hasta desangrarme, agotarme, cansarme, arrastrarme, extasiarme, arrebatarme, embriagarme, es porque sólo la sangre me pertenece, y de nuevo en viceversa, sólo yo le pertenezco a ella…

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