miércoles, 28 de abril de 2010

Tendré los ojos muy lejos y un cigarrillo en la boca, el pecho dentro de un hueco y una gata medio loca.
Un escenario vacío y un libro muerto de pena, un dibujo destruído y la caridad ajena.
Un televisor inútil, eléctrica companía. La radio a todo volumen y una prisión que no es mia.
Una vejéz sin temores y una vida reposada, ventanas muy agitadas y una cama tan inmóvil.
Y un montón de diarios apilados, y una flor cuidando mi pasado.
Un rumor de voces que me gritan y un millón de manos que me aplauden.
Y el fantasma tuyo, sobre todo, cuando ya me empieze a quedar solo.

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